Oh Dios misericordioso, ten piedad de aquellas almas, que no tienen amigos particulares e intercesores que te los recomienden, quienes, ya sea por la negligencia de los que están vivos, o por el largo tiempo son olvidados por sus amigos y por todos.
Perdónalos, oh Señor, y recuerda tu propia misericordia, cuando otros se olviden de apelar a ella.
no dejes que las almas que tú has creado se separen de ti, su creador.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
Amén.
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