Señor, en medio del silencio de esta mañana quiero encomendarme en tu presencia, ilumíname y restaurame, pongo mi vida a tus pies para que vivas en mí, quiero cumplir tu voluntad, no permitas que el desespero y la angustia me quiten la paz que sólo tú me das.
Sé que estás conmigo, en mi vida, metiendo tu mano en mi historia. Contigo a mi lado no vacilaré, no temeré.
Por eso proclamo que voy a ganar la batalla porque mi escudo eres tú, mi fortaleza, la espada de doble filo que defiende mi ser.
Gracias porque puedo levantarme dispuesto a vivir este día con fe.
Ayúdame a ser paciente y comprensivo frente a las situaciones que vivo.
Pido tu humildad para dejarme guiar por las personas que pones a mi alrededor mostrándome tu camino.
Con tu presencia rompes las cadenas de mis miedos y me impulsas a conquistar la vida que me has dado.
Gracias porque me das la fuerza, animas mis batallas, para que pueda vencer.
Quiero mirar con ojos de amor mi vida y todo lo que tú me has concedido.
Regálame prudencia para que de mis labios salgan palabras de ternura y cariño.
Desde ahora inicio mi día a tu lado, tómame y protégeme ante cualquier peligro y dirige mis pasos.
En ti confío, en ti soporto mi ser y mis luchas, mi día y mi historia toda, al comenzar este día mi boca canta, alaba, mi ser se alegra en ti.
Porque nada puede alejarme de tu amor, porque nadie puede apartarme de tu presencia.
Gracias por tu amor y por tu compañía, grande eres, bueno más allá de toda lógica.
Amén.
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