Bendito seas, Dios verdadero, siempre te muestras con poder y sostienes a todos los que se acogen a ti.

Gracias por escuchar mis palabras, gracias por estar atento cuando te llamo, eres mi auxilio cuando clamo hacia ti.

Que tenga serenidad en el corazón y lucidez en la mente para tomar decisiones adecuadas.

Que difícil es tomar el primer impulso para enfrentar las batallas que la vida nos propone, pero todo se disipa con tu poderosa fuerza.

Eres mi fortaleza, mi apoyo seguro, por eso no tengo miedo de salir y enfrentar lo que toca.

Me acojo a ti y te pido que te conviertas en mi escudo y en mi roca.

Señor, tú eres un guerrero y quiero aprender de ti, para seguir adelante con valentía y confianza.

Gracias por ser la luz de mi vida, el sol que ilumina mi existencia.

Confío en que abrirás caminos de bendición y de paz para mí y para los que amo.

Amén