Puedes pedirle ayuda, guía, perdón o sanidad, confíe en el con todo lo que está en su mente, reconociendo que su sabiduría y tiempo son mayores que los suyos, puedes preguntar qué quiere el que hagas.

Comparta sus sentimientos acerca de otras personas con Dios.

Puede orar por sus necesidades o preguntar cómo puede amarlos y ayudarlos.

Exprese gratitud a Dios por todas las bendiciones en su vida.

Incluso los desafíos pueden ser una bendición, nos ayudan a sentirnos humildes, lo que mantiene nuestro corazón y nuestra mente más abiertos a las respuestas de Dios.

Amén.