Señor, hoy me levanto con la certeza de las bendiciones que vas a derramar en mi vida. 

Gracias porque siento la satisfacción de renovarme en tu presencia, deseo que seas tú la luz en medio de la oscuridad, te pido que seas el director de mi vida y la guía en medio de las penumbras y los abismos que me toque vivir. 

Que en esta mañana no haya temor en mi vida, porque tú eres mi compañía. 

Tú eres el camino, la verdad y la vida, por eso, confío en ti, ya no tengo dudas en mi corazón, porque nada puede resistir a tu voz.

Que mis oídos permanezcan abiertos a tu voz, te pido que me sanes y me hagas una persona nueva, una que no deja de creer que tú eres grande, poderoso, invencible y majestuoso, abres tu boca y todos los temores se van. 

Cuando me hablas al corazón lo renuevas, por eso hoy tengo la certeza de que eres mi guardián, de que me cuidas y me proteges siempre de todo peligro.

Muchas de nuestras angustias y sufrimientos son la cosecha de una siembra de la que, realmente, no somos conscientes, y olvidamos que nos has enseñado que lo que está dentro de nosotros es lo que realmente puede dañarnos, no lo que hay fuera. 

Enséñanos a descubrir cuáles son las cosas por las que vale la pena luchar. 

Que en este día sea un apóstol de verdad de tu amor, porque he descubierto que tu proyecto es el único que tiene plenitud y verdad. 

Amén