Señor mío, te alabo y te bendigo por todo el amor que le das a mi vida y por todas las bendiciones que me has dado en este día que ahora termina.
Quiero darte gracias por cada persona con la que pude compartir hoy, por cada una de las cosas que pude vivir, por mi familia y amigos.
No permitas que me canse en el camino de la vida, cada vez que caiga seca mi sudor, dame de beber del agua viva de tu Espíritu Santo que refresca, y así, continuar en la lucha.
Hazme fuerte, valiente y capaz de salir adelante a pesar de las pruebas.
Eres mi fortaleza, mi apoyo seguro, por eso no tengo miedo de salir al campo y enfrentar lo que me toca.
Bendice mis manos para que no se cansen de luchar, dale fortaleza a mis pies para que sigan caminando, llena de sabiduría mi mente para que sepa librar con inteligencia cada batalla.
No me has lanzado a una batalla sin antes instruirme y enseñarme cómo debo enfrentar a los que arremeten contra mí.
Tu espada es la palabra a la que nadie puede resistir, rompes escudos de negativismo, destruyes murallas de pesimismo y atacas contra tropas de miedo que no me permiten avanzar.
Lánzame con fe al campo de la vida, donde tengo que enfrentar mis propios miedos y vencer.
Pongo en tus manos todos los planes de mañana y te suplico que me ayudes a realizarlos con la fuerza de tu Espíritu Santo.
Gracias porque desde ya sé que todo saldrá bien y podré levantar mis brazos en señal de victoria.
Amén
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