Que la paz de Dios descienda sobre esta casa y sobre todos quienes habitan en ella.
Señor Santísimo, Padre Todopoderoso, Dios Eterno: Eres alfa y omega, comienzo y fin.
Velas por nosotros desde el nacimiento hasta la muerte.
Dígnate, pues, a bendecir la puerta de nuestra casa.
En tu bondad, envía a Tus santos ángeles del cielo para vigilar, proteger, acompañar, consolar y alentar a quienes residen en esta casa.
Cuando crucemos esta puerta, atráenos más profundamente hacia tu presencia y que reine en este lugar un espíritu de humildad, bondad, dulzura y gratitud.
Oh Señor, tú eres la puerta de la vida eterna.
Bendice todas nuestras entradas y salidas y vierte sobre nosotros gracias en abundancia.
Te rezamos para que bendigas y santifiques esta casa, como bendijiste la casa de Abraham, Isaac y Jacob, y que entre las paredes de esta casa residan los Ángeles de tu luz y los guarden a ella y a sus moradores.
Que esta bendición descienda sobre esta casa y sobre quienes viven en ella, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
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