Me regocijo en ti, en tu bondad y tu perfección, en el inmenso amor que nos regalas en cada instante de nuestras vidas. 

Escucha el clamor de mi corazón, mira la angustia que permanece aún escondida en lo más secreto. 

Te pido que me des fuerza en el corazón para luchar. 

Dame el discernimiento para saber qué es lo que me hace daño y me aparta de ti. 

Que pueda vivir haciendo el bien, que mis palabras, mis actitudes y mis acciones bendigan a los que amo y los hagan estar más cerca de ti.

Me hace mucho bien hablar contigo, puedo contarte lo que tengo dentro, cómo me siento, todo lo que me angustia y me hace perder la Paz. 

Gracias porque sé que me tienes en tus manos y ahí es donde estoy mejor. 

Dios bueno y nuestro, que siempre tu mano intervenga a favor de los que te amamos, porque en tu gran amor has decidido actuar llenándonos de bienes y de dones abundantes.

Te suplico tu ayuda, sin ella no puedo hacer nada, sin ella no puedo seguir adelante. 

Sé que solo no puedo con las adversidades y las contrariedades de la vida, con el peso de los problemas, pero también sé que cada mañana cuando vengo a ti tú me das tu fuerza, tu poder, tu misericordia para que pueda enfrentarlas y vencerlas. 

Confío en que ahora me estás llenando de tu amor y de tu Espíritu Santo para que a lo largo de este día pueda hacer el bien. 

Amén