Oh mi Dios, destierra de mi corazón todo apego que no me permite amarte a plenitud, no quiero que algunos consuelos terrenales me roben la gracia de tu compañía.
Muchas veces lloro mis pecados, mis malas inclinaciones y vicios atormentan y angustian a mi alma; soy débil Señor, lo sé, yo también puedo caer y debo estar atento, pero tú eres mi gran consuelo Señor, tu Santo Espíritu me anima a levantarme y a seguir adelante en tu nombre.
Te amo Señor, eres el dueño de mi vida, el aliento de fuerza de mi corazón.
Confío en que estás a mi lado ahora y me das la gracia, la perseverancia y todas las herramientas que necesito para superar todos mis malos apegos, y sanar las heridas de mi vida. Te amo, todo te lo entrego.
Amén.

0 $type={blogger}