Dios derrame sobre nosotros, se lo suplicamos, señor, las bendiciones para la salud que tanto anhelamos.
Con tu poder, ingresa a nuestro torrente sanguíneo, recorriendo todas nuestras células.
Visita, oh Dios Todopoderoso, todos nuestros órganos y restaura todo lo que no se ajuste a la perfección que has creado.
Bendice nuestra comprensión y concede a todos los profesionales de la salud para que, armados de santa sabiduría, puedan hacer un diagnóstico certero.
Que yo, con tu ayuda, pueda curarme de las enfermedades que me atacan. Así como Tu Hijo amantísimo, por el poder que tú le has confiado, curó a varios enfermos, también te pedimos que nos quites todo el principio de enfermedad.
Y para que podamos, con tu gracia, ser portadores de santa salud. Te pedimos todo esto por los sacrosantos méritos de tu hijo que vive contigo y reina en la unidad del Espíritu Santo.
Amén

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