Señor, soy uno de los mortales que tal vez tenga más imperfecciones y esté más oscurecido, pero comprendiendo que es tan misericordioso y deseando entrar en el buen camino, arrepintiéndome de mis malos pasos dados, te pido tengas piedad de mí.
Comprendo, señor, que de tu grandeza todo se espera, y que por más imperfectos que seamos, aún no nos abandonas y siempre nos tiendes tu mano misericordiosa.
Por eso, señor, elevo a ti mi pensamiento, para que me concedas, como pan de mi hogar, la paz, como para los pobres de espíritu, la paz como para la sumisión de los tiranos.
Que en nuestro cerebro brille la estrella de la paz, y que fortalecidos todos por la sublimidad de tu santo espíritu, bebamos en la misma fuente para que arrepentidos de nuestros desvíos, sólo paz, tranquilidad y armonía podamos compartir en nuestro hogar, transportando al mundo de lo bello nuestros humildes espíritu.
Oh, Paz Sagrada, fortalece nuestros corazones con tus santos efluvios, y no nos abandones, fortalece te pido, de tu magnificencia, a todos los demás miembros de mi familia, para que paz y solo paz, reine en mi humilde hogar.
Señor Jesús sacramentado, tú que solo paz nos enseñaste y practicaste durante tu peregrinación por ese mundo, consérvame en la cadena armónica de mi familia, y dale paz y tranquilidad a mi atribulado espíritu encarnado, para que esa misma paz sea esparcida en el santuario de mi hogar.
Amén

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