Caminata a la Virgen de la Encarnación


Esta oración lleva por nombre la Caminata de la Encarnación, la cual se rezara diariamente por nueve meses, es en donde la virgen llevo a jesús en su seno y pide 3 gracias, debemos estar caminando cuando se reza


SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. 

¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

ORACIÓN

¡Oh Virgen de la Encarnación!, Mil veces te saludamos, mil parabienes te damos por el gusto que tuviste cuando Dios en ti encarnó, pues eres tan poderosa, ¡oh Virgen y Madre de Dios!, concédeme lo que te pido por amor de Dios, por amor de Dios. 

Amén

Se medita y pide la 1 ra gracia

Reza la 2da Salve

Se repite la Oración: Oh Virgen de la Encarnación.


Se medita  y pide la 2da gracias.

Reza la 3ra Salve

Se repite la Oración: oh Virgen de la Encarnación...

MEDITA y pide la 3ra gracias


Oración final:

Acordaos Oh piadosísima Virgen María que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a vos acudo, Oh Virgen de la Encarnación. 

Madre de mi señor Jesucristo y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vos, Oh Madre de Dios, no desecheis mis suplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas misericordiosamente, oh Madre mía, por el Misterio de tu Santísima Encarnación y por amor de Dios. Amén.

Dios Padre Misericordioso, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría el misterio de la Encarnación, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.

Amén

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