Hay nuevos viudos, nuevos huérfanos y amigos que quedaron solos.
Amargamente lloran y sus lágrimas están en sus mejillas.
El horror pasó por la tierra y dejó desolación y ruina.
Hoy, mis ojos vierten corrientes de agua por la ruina de este pueblo.
Mis ojos vierten lágrimas y no cesan porque no hay tregua al dolor.
Dios, ten misericordia de Puerto Rico porque tus hijos que confían en ti, viven en esta tierra.
Ellos se amparan en la sombra de tus alas hasta que pasen las calamidades.
Oye el clamor que elevan a ti oh Altísimo, porque tú tienes poder para favorecer al humilde.
Y cuando traigas tu salvación, tu ayuda y rescate, tus hijos se alegrarán en ti; pues tú los protegerás.
Los que aman tu nombre se regocijarán en ti; porque tú, oh SEÑOR, bendecirás a los justos en toda la isla.
Tú eres bueno y poderoso, y como un escudo rodearás a tus hijos con tu favor.
En el nombre de Jesús,
Amén.

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