Señor bueno, cuando el lucero del día se ha escondido y su reflejo queda en el lucero de la noche.
Te doy gracias por tu protección, porque he sentido que eres mi escudo, el que me cuida, el que me protege y el que no permite que nada ni nadie me dañen.
Hoy te quiero pedir que me des la capacidad de saber comportarme ante la gente envidiosa.
Que sepa cómo actuar, para que mis palabras y mis acciones no sean excusas para sus comportamientos envidiosos.
Te suplico que me des la humildad suficiente para saber gozar las bendiciones que me has dado y poder gozar todo lo que tienes para mí.
Que pueda ser cuidado y bendecido por ti todos los días y tenga la seguridad de tu amor siempre.
Gracias por protegerme de todos los malos deseos y los malos sentimientos de los que no me quieren.
Te suplico, también, que me des la oportunidad de saber defenderme de esos ataques y no permitir que ellos me quiten las ganas de seguir adelante y de ser feliz.
En esta noche rezo por mi madre que me dio la vida, esa mujer que me cuida y da su vida por mi.
Señor gracias por mi madre como ella ninguna, cuidamela siempre.
Que la Virgen Maria Milagrosa me cuide mi madre terrenal siempre y si a partido al lado de Nuestro señor, permitele que sea muy feliz gozando de su divina, presencia.
Amén.

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