Si necesitas alejar a cualquier persona de tus caminos, aqui te dejo esta oración muy poderosa de San Ignacio de Loyola , fundador de Compañía de Jesús, popularmente conocida como Jesuitas, y protector de Guipúzcoa y de Vizcaya.
Oh querido San Ignacio de Loyola, acudo a ti por tu poderosa intercesión, mis enemigos se han multiplicado, y son muchos los que actualmente me rodean.
La mala intención está en cada esquina, mis amistades, en mi trabajo y a veces hasta en mi familia se han llenado de malas intenciones.
Dice en las santas escrituras, en el libro a los Efesios, que la lucha no es contra carne y sangre, no es contra personas, es contra ejércitos y potestades, contra principados en las regiones celestes.
San Ignacio, quiero implorarte que me des las fuerzas necesarias para continuar; por eso, mi lucha es en los espiritual, con lo que opera detrás de esas personas sembrándoles pensamientos.
En la sensatez pido alumbramiento y sabiduría divina para estar seguro de cada paso que doy en mi camino.
Así trabaja el enemigo, creando pensamientos e ideas sugestivamente, sutilmente. Pero no lo dejaré, porque los pisaré como el Arcángel San Gabriel algún día lo hizo, con la misma fuerza y voluntad.
Por eso, yo ahora me revisto de la autoridad que se me ha sido conferida como hijo (a) de Dios.
Impongo en el nombre de Jesús que todo espíritu de maldad en contra mía, se detenga.
Cualquier espíritu de envidia, todo espíritu de chisme, todo espíritu de murmuración en contra mía, se silencia ahora.
La mala intención que se haya levantado contra mí, es desarticulada de inmediato.
En caso de que vaya en contra de mis finanzas, quien me quiera robar, quien me quiera estafar, se sujeta en este momento.
Si el enemigo viene por un camino a hacerme daño, por siete huirá avergonzado.
Toda lengua viperina, maliciosa, infructuosa, toda lengua que me quiera estancar, enmudece actualmente.
Todo plan que quiera acabar con mi reputación, mis planes y proyectos, es desarticulado en el nombre de Jesús.
Me declaro libre, me blindo con la sangre del cordero de toda acechanza del enemigo.
En el poderosísimo nombre de Jesús, nombre sobretodo dado aquí en la tierra, por los siglos de los siglos.
Amén.

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