Padre bueno, acéptala en tu altar y cuéntala entre las almas bienaventuradas; como hare para continuar en medio de tu ausencia hijo mío, quién llenará el enorme vacío de tu partida, invoco el poder celestial del que todo lo puedo, que todo lo sabe y que todo lo ve.

Señor te ruego tomes mi hijo con tus tiernas y poderosas manos, la guardes a tu lado, la llenes de gracia eterna y celestial y pongas a su lado los más bellos ángeles para que goce y perciba la felicidad eterna a la que fue llamada, hija mía, es inmenso el dolor de tu partida, pero me consuela que por medio de esta súplica, ya estés reunida con el todopoderoso por siempre.

Padre de la eterna esperanza, que sus recuerdos calmen y mitiguen mi ansiedad y mi deseo de tener mi ser amado a mi lado, hijo, se que en este mundo ya no te volveré a ver, solo me queda confiar en la promesa y la grandeza del Creador, Señor, tu eres dueño de la vida, tu has querido que el viniera a este mundo, pero también eres dueño de nuestra existencia y has dispuesto también que debe volver a tu lado, que se haga tu voluntad y que tu nombre sea mi esperanza y mi consuelo.

Amén.