Señor mío y Dios mío, gracias por sanar los dolores que hay en mi corazón, por recordarme que me has creado para que sea feliz y no para que viva triste y amargado.
Hoy soy consciente de que necesito dejar en el pasado lo que dolió, y empezar a luchar por lo que me ha sanado en el presente.
Gracias por todo lo que ha sido medicina para mí, palabras, gestos, actos de amor.
Gracias por este día, por todas las oportunidades que tuve.
Te pido que me sigas ayudando para poder alcanzar el éxito que quiero.
No dejes de bendecirme con tu compañía y de recordarme que debo ser humilde en todo momento, sin importar lo que consiga.
Me dispongo a descansar con el corazón tranquilo, porque tú has puesto tu paz en él.
Bendito y alabado seas por siempre y para siempre.
Amén.

0 $type={blogger}