Alma de Cristo, santifícame, cuerpo de Cristo, sálvame, sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame, pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme, dentro de tus llagas, escóndeme, no permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme, en la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti.
Para que con tus santos te alabe.
Mi amigo más leal, Jesús mío, confiaré en ti en todo lugar y en todo momento, confiaré en ti en la salud y la enfermedad, pues mi fuerza y bastón eres tú en todo tiempo y lugar.
Por el poder de tu bendita Palabra yo rechazo toda enfermedad en mi cuerpo, yo expulso el mal en mi ser; saco y elimino todo lo que me daña.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Así sea por los siglos de los siglos.
Amén.
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