Señor mío y Dios mío, tú sabes cuánto me esfuerzo todos los días, solo tú conoces al igual que yo mi proceso y todo lo que me ha costado llegar hasta aquí.
Cuando miro al pasado, puedo descubrir que, en cada momento de decisión trascendental, estuviste junto a mí para acompañarme y sostenerme, para animarme a dar el paso, y con fe lo he dado.
Gracias por acompañar mi existencia y mi proceso, por permitirme llevarlo con paciencia a lo largo de mi vida, por no dejarme desesperar, sino, al contrario, poder vivir de manera agradable cada paso, con esperanza y claridad.
En este día quiero seguir viviendo de la manera en que lo hago, con la mejor actitud, dándolo todo, amándote a ti, aferrado a ti.
Porque contigo lo mejor siempre ocurre.
Gracias infinitas por el apoyo y la cercanía que siempre me brindas.
Amén

0 $type={blogger}