Señor mío y Dios mío, gracias por tanto amor, por llenarme todos los días con las ganas, las ilusiones del nuevo día, de creer que las cosas pueden cambiar para bien.
Si cada mañana recurro a ti es porque no quedo defraudado, tu
no eres como las personas, que a veces fallan, pero tú no.
no eres como las personas, que a veces fallan, pero tú no.
Tú no te cansas de verme todos los días, no te cansas de escucharme, no te arrepientes de haberme dado la vida, no te aburres de mí.
Tú eres el Dios de la misericordia y la bondad, regálame un pedacito de ti, para vivir en bondad este nuevo día.
Eso es lo que vale la pena, hacer el bien, por eso, te entrego mi corazón, con todas mis luchas, con los procesos existenciales que estoy viviendo, cada uno los anhelos que tengo.
Gracias por llenarme con la felicidad de saberme amado y bendecido por ti en todo momento.
Amén
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